Suicidios de manual
El 14 de marzo de 1820 fue rescatado del Adour el cuerpo de Jean Cazenave, llamado Gelos por su sitio de nacimiento. El cadaver llevaba meses en el agua y estaba en mal estado. Pero se sabía con exactitud que Gelos se había ahogado el 23 de diciembre pasado. ¿Cómo podía ser conocida la fecha? Porque ese día, antes de tirarse al agua, Gelos había dejado prolijamente acomodados sobre el muelle de Allées Marines el redingot, los zapatos, el gilet y el sombrero. El hombre ya no precisaba ninguna de esas prendas y seguramente pensó que era una pena que las mismas se estropearan. El comisario Duverdier se limitó a constatar los datos nombrados, sentenciando en su informe que Gelos había muerto por submersión.
La decisión de dictaminar que la causa de muerte había sido la submersión era usada incluso en el caso de que varios testigos presenciasen el momento exacto en que alguien se arrojaba voluntariamente al río. El 28 de noviembre de 1814, el comisario Dirassen recibió ”l’avis qu’une personne de tomber où de se jetter dans l’Adour”. Jean Pierre Clerigo, capitán de la nave La Marie Joseph, le informó al comisario que había oído gritos y visto a una mujer que se ahogaba. Ordenó a sus hombres que la rescataran pero las fuertes corrientes lo impidieron, arrastrando el cuerpo en dirección a Allées Marines. Los hombres de Clerigo lograron alcanzarla a la altura de la Verrerie de Blancquignong y comprobaron que estaba muerta. A pesar de eso, Dirassen ordenó que se llevara a la mujer lo antes posible al Hospicio Civil. Todos los esfuerzos hechos por el doctor Etienne Delissalde, cirujano jefe del Hospicio, fueron inútiles: ”la personne était absolument privée de la vie”.
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