Voici le premier paragraphe de l’histoire familiale de mon amie Isabel Palpieris
Mi abuelo era una foto.
Una foto amarillenta en una esquina del espejo.
Una foto que anunciaba el nacer de cada día y el final de las jornadas; era como un ser invisible con el que mi madre conversaba de sus angustias y sus pesares, una imagen descolorida con la que compartía sus pequeñas alegrías.
Ese era mi abuelo, vivo y presente cada día de nuestra existencia, pero completamente irreal.
Jamás lo conocimos, murió cuando mi madre tenía apenas 14 años, nunca supimos de donde había venido, nadie conocía la historia de su vida; decía mamá, que ni siquiera hablaba claramente en un solo idioma, sino que mezclaba expresiones de diferentes lenguas desconocidas para ella, así que sus palabras siempre fueron escasas en su memoria.
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